Me ha llamado mucho la atención esta noticia de El País: "Prohibido prohibir las redes sociales. Tres de cada cuatro empresas no dejan a sus empleados acceder a Facebook o Twitter". Aquí dejo algunos fragmentos... el debate está servido...
"Las empresas ya no se fían ni de sus empleados. Así podría
interpretarse la decisión de la mayoría de las grandes compañías en
nuestro país de bloquear el acceso a ciertos contenidos online en
el trabajo. Las cifras hablan por sí mismas: el 76% impide a sus
trabajadores acceder a redes sociales en la oficina, según la firma de
seguridad informática Kaspersky Labs. Y no es solo cosa nuestra. Un 50%
de las empresas en Reino Unido, un 23% en Alemania o un 40% mundialmente
hace exactamente lo mismo.
Para Lilly, BBVA, Vodafone, Shell o Everis, el acceso motiva a la plantilla
Sin embargo, en opinión de Acciona o Iberdrola, no aporta nada
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En la era de Internet y las redes
sociales, ¿tiene sentido vetar su acceso en el trabajo? Miguel Pereira,
fundador de la agencia Social Noise, que asesora en asuntos digitales a
firmas como L'Oréal o Mahou, diferencia dos tipos de bloqueo, el
técnico, en el que se restringen ciertas páginas por peligro de virus
informáticos, como contenidos pornográficos, y el asociado a
productividad, en el que se "capan" redes sociales, diarios online,
páginas de juegos... "Mi consejo es claro: no bloquear nada a no ser
que se haya detectado y cuantificado un problema de distracción
inasumible. E incluso así, la solución no está en prohibir sino en
formar al empleado".
Ricardo Pérez, profesor del IE Business
School, atribuye el elevado porcentaje de bloqueo de las redes sociales
en España a un problema cultural. "Es el país del presentismo, pensamos
que si alguien está sentado delante del ordenador, está produciendo; si
se queda hasta las 21.00, está produciendo. Falso. Cuanto más abierta
sea una empresa, mejor. La opción paternalista de vigilar al empleado
está obsoleta, hay que evolucionar hacia una relación de confianza para
que los trabajadores sean más productivos", añade.
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En España,
Vodafone, BBVA, Ferrovial o la farmacéutica Lilly practican una política
de libre acceso a redes sociales. "El fondo de la cuestión está en la
motivación de los empleados. Un empleado que pierde el tiempo no lo hace
por tener acceso a las redes sociales. Si se las prohíbes perdería el
tiempo en otra cosa. El problema está en su motivación, no en Internet",
explica Juan Pedro Herrera, director de recursos humanos de Lilly, con
una plantilla de 1.300 personas en España. "Aquí todos trabajan por
objetivos, mientras los cumplan son libres de administrar el tiempo como
les plazca", agrega.
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Algunas empresas que sí
limitan su uso, en cambio, son más reticentes a dar explicaciones. "Hay
una brecha entre discurso y realidad", apunta García. En muchas se
produce una curiosa paradoja: promueven perfiles corporativos en
Facebook, Twitter o YouTube, pero a la vez prohíben a la mayoría de sus
empleados entrar en las redes. "Por cuestiones organizativas el acceso
todavía permanece cerrado, pero estamos analizando diversas
posibilidades para permitir a los trabajadores conectarse", explica un
portavoz de Iberdrola.
En Acciona solo el 50% de los 10.000
empleados que trabajan con ordenadores pueden acceder a Facebook o
Twitter. El resto lo tiene vetado. "No es una política restrictiva, son
páginas que no aportan nada positivo en según qué puestos. Pero si un
empleado nos pide Twitter porque lo necesita, se lo ponemos", dice Juan
Manuel Cruz, director general de recursos humanos de Acciona. [...]".
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